Acércate a las artes escénicas y audiovisuales
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Jerusalem

Terminamos el último trimestre de este 2022 con el estreno de la gran obra inglesa Jerusalem. En ella, nos adentramos en el mundo de Johnny Byron, popularmente conocido como “El gallo” , protagonizado por José Vicente Moirón. Escrita por Jez Butterworth en 2009, y traducida al español para esta ocasión por Isabel Montesinos. Jerusalem es considerada la mejor obra del siglo XXI, según The Telegraph. Y ahora, cerrando el 2022 de la mano del director Antonio C. Guijosa, se presenta en castellano.

La compañía extremeña Teatro del noctámbulo, (esta vez en coproducción con la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura y el Consorcio Teatro López de Ayala) suele acercar al territorio nacional obras contemporáneas inéditas en nuestro país; ya lo hicieron en otras producciones, como fueron “Contra la democracia” o “La decisión de John (Cock)”. En esta ocasión, Jerusalem nos presenta la caída del antihéroe; Un personaje capaz de captar la simpatía del espectador, a la vez que provoca rechazo. Querido y odiado a partes iguales por la sociedad, “El gallo” -un personaje muy complejo que José Vicente Moiron interpreta y defiende de forma impecable- sobrevive al margen de la ley entre fiestas, alcohol, peleas, mitos y drogas. 

Johnny Byron es un paria de la sociedad, un ser que vive a su modo sin responsabilidades, al margen del mundo urbano que rodea el bosque donde habita. Quizás por eso nos atrapa, porque una parte de nosotros ansía esa libertad que él abandera. Sin embargo, las responsabilidades van cayendo a lo largo de la obra por su propio peso. Por un lado,  los intereses de una sociedad capitalista, que necesita rentabilizar el barrio donde vive. Por otro lado, los jóvenes aparentemente incondicionales que lo acompañan en su estilo de vida , y que se mueven por sus propios intereses llegando a criticar o atacar a Byron por los valores que promueve. 

Jerusalem remueve la hipocresía que nos invade cuando dejamos a un lado los disparates de la juventud y absorbemos las obligaciones de la madurez. Sin embargo, juzgamos a aquellos que se mantienen en ese criterio tan cuestionable, e intentamos evitar que nuestros hijos caigan en manos de aquellas malas compañías que nosotros frecuentábamos, a pesar de que en ocasiones anhelamos la libertad de ser adolescentes. 

Un elenco de actores da vida a varios personajes que pilotan alrededor de “El Gallo”, siendo testigo en ocasiones de su decadencia y sus divagaciones. Antonio C. Guijosa consigue orquestar a los personajes de forma fluida, fresca y con un ritmo vertiginoso que consigue que la obra no decaiga en ningún momento. Tanto es así, que la feria de San Jorge (momento en el que se desarrolla la obra) queda en un segundo plano gracias a la magia que desbordan los actores en el escenario. Y sin duda, el compás de Jerusalem lo marca Johnny Byron “El Gallo”, por lo que encontramos a un José Vicente Moirón que se desmarca del Tito Andrónico que el año pasado nos deleitaba en Teatros del Canal, haciendo un ejercicio de personaje complejo, rico en matices y fuerte, que no abandona las tablas durante las dos horas (y cuarenta minutos) de función. 

Por otro lado, el resto del elenco hace un trabajo que se corresponde al nivel de una obra maestra. Gabriel Moreno, encarna a dos personajes; Wesley, un personaje aparentemente moralista pero que realmente tiene la misma adicción que todos los que rodean a “El Gallo”, y el profesor, desorientado y caprichoso que comparte divagaciones filosóficas con Johnny. Gabriel Moreno hace un fantástico trabajo defendiendo a cada uno. Pero no es el único de la compañía que desarrolla varios personajes, la actriz Carmen Mayordomo hace un prodigioso y triple trabajo dando vida a Ginger, el fiel compañero de nuestro protagonista, a Dawn, la ex novia de Johnny, y a Fawcett, una funcionaria del consejo que busca echar a Byron de su caravana y mejorar la zona  del condado local en Wiltshire. Cada personaje con un punto de vista diferente sobre Byron que hace ver lo poliédrico que puede llegar a ser este paria de la sociedad, en momentos padre, amigo, enemigo, frágil y desmedido. 

Tantos adjetivos para nombrar un solo hombre, porque lo bueno de Jerusalem es que todos los que aparecen sobre las tablas tienen sus contradicciones, sus dolores, sus flaquezas, al igual que los que nos encontramos mirando desde la butaca, pero que también ansían llegar a algún lugar, conseguir sus propias metas. 

Por último, queremos hacer un apunte al futuro espectador que encontrará esta obra programada en:

11  febrero- Cáceres

26  marzo- Alicante

13  julio- Coria

29  julio- Vinaros

7    octubre- Gijón

20  octubre. Villanueva de la Serena

27  octubre- Plasencia

23  noviembre- Albacete

No se dejen asustar por la duración, los 160 minutos de función, divididos en tres actos, pasan sin darnos cuenta, ya que la obra mantiene un ritmo altísimo de inicio a fin.

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